Alimentos para la ansiedad: qué comer para recuperar la calma
La alimentación influye directamente en cómo se siente tu cuerpo y también en cómo responde tu mente ante situaciones de estrés. Elegir bien lo que pones en tu plato puede convertirse en un gran aliado para gestionar la ansiedad de manera natural.
¿Cómo se relacionan la alimentación y la ansiedad?
Cuando hay desajustes en la dieta (exceso de azúcares, ultraprocesados o cafeína), el cuerpo experimenta picos de energía y caídas bruscas que aumentan la irritabilidad y la sensación de nerviosismo.
Por el contrario, una alimentación rica en nutrientes reguladores ayuda a estabilizar los niveles de glucosa y favorece la producción de neurotransmisores relacionados con la calma, como la serotonina y la dopamina.
Alimentos que ayudan a reducir la ansiedad
Aquí tienes una lista de aliados que puedes incluir en tu dieta diaria:
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Frutos secos (almendras, nueces, avellanas): ricos en magnesio y grasas saludables que regulan el sistema nervioso.
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Plátano: fuente de triptófano, necesario para producir serotonina.
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Avena integral: aporta energía estable y favorece la concentración.
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Chocolate negro (>70%): en pequeñas cantidades, mejora el ánimo gracias a su contenido en antioxidantes y magnesio.
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Pescado azul (salmón, sardina, caballa): rico en omega 3, clave para el equilibrio emocional.
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Legumbres: ayudan a mantener niveles estables de glucosa y aportan proteína vegetal.
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Verduras de hoja verde (espinaca, kale, acelga): altas en magnesio, calcio y fibra.
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Infusiones relajantes (tila, melisa, lavanda, pasiflora): reducen la tensión y facilitan el descanso.
Alimentos y bebidas que pueden empeorar la ansiedad
Así como hay alimentos que ayudan, también existen otros que conviene limitar si buscas más calma:
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Café, té negro y bebidas energéticas (exceso de cafeína).
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Refrescos azucarados.
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Alcohol.
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Ultraprocesados con exceso de sal, grasas trans o aditivos.
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Bollería industrial.
Reducir estos productos puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes.
Consejos prácticos para tu día a día
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Desayuna con proteína (yogur natural, huevos, frutos secos).
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Cambia el café de la tarde por una infusión relajante.
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Ten a mano fruta fresca o un puñado de nueces para momentos de estrés.
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Prepara cenas ligeras con verduras y pescado azul para favorecer el descanso.
Un paso más en tu alimentación consciente
Cuidar lo que comes es un pilar fundamental para gestionar la ansiedad, pero a veces no es suficiente. Combinarlo con técnicas de liberación emocional, masajes y apoyo personalizado puede marcar la diferencia.
